lunes, 10 de mayo de 2010

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Educación Tecnológica
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Tofler
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domingo, 9 de mayo de 2010

Alvin Toffler


Alvin Toffler

(nacido el 3 de octubre de 1928) es un escritor y futurista estadounidense doctorado en Letras, Leyes y Ciencia, conocido por sus discusiones acerca de la revolución digital, la revolución de las comunicaciones y la singularidad tecnológica. Sus primeros trabajos están enfocados a la tecnología y su impacto (a través de efectos como la sobrecarga de información). Más tarde se centró en examinar la reacción de la sociedad y los cambios que ésta sufre. Sus últimos trabajos han abordado el estudio del poder creciente del armamento militar del siglo XXI, las armas y la proliferación de la tecnología y el capitalismo. Entre sus publicaciones más famosas se destacan La revolución de la riqueza, El cambio de poder, El shock del futuro y La tercera ola. Está casado con Heidi Toffler, también escritora y futurista.

Toffler explica: “La sociedad necesita personas que se hagan cargo de los ancianos y que sepan cómo ser compasivos y honestos. La sociedad necesita gente que trabaje en los hospitales. La sociedad necesita todo tipo de habilidades que no son sólo cognitivas, son emocionales, son afectivas. No podemos montar la sociedad sobre datos”.

Otra cita suya es la que reza: “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender

Olas

Primera Ola:

Alvin Toffler considera que la Era de la Primera Ola comenzó desde el año 8000 a.c. y hasta los años 1650-1750 de nuestra era; tiempo durante el cual la población pudo calificarse en “primitiva” y “civilizada”. Las primeras se caracterizaban por vivir en pequeños grupos y tribus y vivían principalmente de la caza y pesca. La población “civilizada” se caracteriza por trabajar principalmente por el cultivo de los suelos (la agricultura) como un elemento que desplazó las actividades de caza y pesca y que modificó las estructuras. Todas las sociedades explotaban fuentes “renovables” de energía que la naturaleza les proveía: vientos, ríos, mares. Consecuencia de ello:

· Surgen nuevas estructuras como el comercio y las primeras aldeas.

· El hombre comienza a abandonar su condición nómade para tomar un estilo de vida sedentario.

· El hombre ya no acepta el medio que lo rodea, y comienza a transformarlo. Se desarrolla la agricultura, la ganadería, los primitivos tejidos.

· Nace el concepto de trabajo

· Comienza el crecimiento demográfico

Consecuencia de esto último, surge la necesidad de crear nuevas estructuras para organizar la creciente sociedad. Así nace la navegación, el comercio y la edificación.

Economía y producción de la Primera Ola

El sistema productivo de la primera ola se basa en el concepto de prosumidor (fusión entre Productor y consumidor): La unidad económica producía para sí misma, y por lo tanto “vivía de lo suyo”. La única fuente de energía era el esfuerzo físico humano.

La unidad económica de la primera ola era pequeña y autosuficiente. Generalmente la unidad económica era la familia. Esta vivía de lo que cultivaba en los campos. En otros casos la unidad económica era el feudo, igualmente autosuficiente.

Comunicaciones en la Primera Ola

La dinámica de comunicación de la primera ola era la comunicación uno a uno. Existían escribas y mensajeros que se dirigían hacia una zona para obtener información y llevarla hacia otra.

Cuenta con capas como son la Sociosfera, la Tecnosfera, la Infosfera y la Endosfera.

Segunda Ola:

Surge entre los años 1650-1750, con la Revolución Científico Técnica, conocida como Revolución industrial. Esta revolución no sólo cambia la forma de producir bienes, sino la organización del mundo. El desarrollo de nuevas tecnologías hicieron que se crearan gigantescas máquinas electromecánicas, que movían piezas, correas, cojinetes, resortes, entre constantes chirridos y martilleos. Entre los factores más relevantes que dieron origen a esta era están la máquina a vapor y la imprenta, ambos reemplazaron el trabajo manual.

Consecuencia de ello:

· Surgen enormes centros urbanos con un área metropolitana.

· Aparece la máquina. Ésta reemplaza el esfuerzo humano.

· Nace el concepto de producción en cadena o producción en serie.

· Se intensifican los medios de comunicación físicos, gracias al ferrocarril, el automóvil, el barco a vapor.

· Nace la explotación de recursos naturales como fuente de energía o materia prima.

· Nace el concepto de productor y de consumidor, junto con la introducción de grandes comercios y almacenes.

· Se intensifica el crecimiento demográfico y con ello cambian las formas de distribución de los bienes, de individual a una distribución en masa.

Economía y producción de la Segunda Ola

Junto con la segunda ola nace la separación entre el productor y el consumidor, A. Toffler se refiere a este hecho como la “cuña invisible”. Enormes factorías se dedican a fabricar bienes para consumidores inconscientes de su mecanismo de obtención.

La producción es masiva y en serie. Masiva porque se monta una o varias máquinas para hacer un solo tipo de producto durante un tiempo indeterminado (por ejemplo, una máquina dedicada exclusivamente a producir carne enlatada “Spam”). En serie porque se divide cada parte del proceso de fabricación y se realiza repetitivamente cada proceso. Por ejemplo, para hacer pantalones, un proceso se dedica a hacer la tela. Otro proceso, a cortarla. Otro proceso, a coserla. Otro, a pegar los botones. Por último, se coloca el logo con la marca. Esto difiere de la primera ola, donde se hubiera empezado de principio a fin a hacer un solo pantalón.

Como resultado de esta revolución se modificaron los patrones de trabajo, pasando de un trabajo del campo y del hogar a un trabajo en la fábrica, donde era necesaria la interdependencia, el esfuerzo colectivo, la división del trabajo, el trabajo coordinado y la integración de muchas habilidades diferentes; el trabajo femenino empieza a ser considerado en las fábricas y en consecuencia se afecta también la armonía del hogar, la mujer cambia de ámbito de trabajo, de producir en el hogar a producir en las fábricas, modificando su rol dentro del núcleo familiar.

Incluso nacen nuevos patrones de comportamiento del mercado de consumo, donde se alienta el hedonismo y la búsqueda de satisfacciones personales; surgen también nuevas formas de comportamiento del consumidor, bajo el concepto de endeudarse hoy para pagar mañana.

La unidad económica de la segunda ola es la corporación, como representante de las organizaciones que contaban con grandes cantidades de capital para invertir en las industricas y el comercio. Nace el concepto jurídico-comercial de la responsabilidad limitada de manera que ante una crisis el inversionista perdía únicamente el capital invertido.

Así pues, la familia nuclear, la escuela de corte fabril, y la corporación gigante se convirtieron en las instituciones sociales definidoras de todas las sociedades de la segunda ola.


Características de las sociedades de la Segunda Ola:

Uniformización; en el trabajo, en las formas de contratación, en los vestidos, en los salarios, las horas de trabajo, almuerzo e incluso en los procedimientos de quejas.

Especialización; de manera que cada trabajador se perfeccionaba en hacer sólo una actividad bien hecha.

Sincronización; para que el trabajo no se detuviera, la exigencia de la puntualidad, la cronometración del trabajo e incluso de las tareas familiares, como levantarse, alimentarse, salir a trabajar o dormir se vieron afectados por la sincronización.

Concentración; de la población que fue desplazada de las zonas rurales para reinstalarlos en centros urbanos incluso en las fábricas mismas.

Maximización;como un ejemplo de grandes dimensiones y desarrollo se hicieron grandes edificios, rascacielos, etc, que buscaban engrandecer el trabajo que hacían.

Centralización

En la segunda Ola se genera lo que Toffler llama la amplificación de la fuerza física del ser humano. Una máquina realiza el trabajo físico que antes era ejecutado por la fuerza humana, Ej.: las máquinas de hilar producen telas, este trabajo era antes realizado por seres humanos que efectuaban un trabajo repetitivo, ahora se ocupan de producir máquinas y mantenerlas en funcionamiento. La diferencia estriba en que la máquina realiza el trabajo de muchos hombres y generalmente sólo necesita de algunas personas que la mantengan en funcionamiento.

Sociedad de la segunda ola

La base de la sociedad de la segunda ola es la Familia nuclear. En este tipo de familia, un cónyuge (generalmente la madre) es el núcleo del hogar. El otro cónyuge (generalmente el padre) trabaja fuera del mismo. La composición de familia nuclear idealizada por el industrialismo es padre - madre - 2 hijos. Este tipo de familia surge debido a las necesidades que exigía esta sociedad. La familia extensa antigua era demasiado rígida. Se dio la necesidad de eliminar los parientes que no fueran esenciales, para lograr un grupo con más facilidad para desplazarse de una ciudad a otra.

La educación fue influenciada por la revolución industrial, al punto que sobre la base del esquema fabril, se estructuraron las materias a impartirse bajo una forma de “programa descubierto”; se enseñaba a leer, escribir, aritmética, historia y otras materias, sin embargo, coexistía un “programa encubierto” compuesto por 3 clases: (i) puntualidad, (ii)obediencia y (iii) trabajo mecánico y repetitivo, cuyo objetivo final era educar y preparar para el trabajo en las fábricas, se adelantó la edad en que los niños empezaban a asistir a las escuelas y se extendieron las horas de clase.

Comunicaciones en la Segunda Ola

La dinámica de comunicación de la segunda ola es la comunicación uno a varios. Con la invención de la imprenta surgen el periódico, y con él, los medios masivos de comunicación (también mass media). La radio y más tarde la televisión terminan de configurar el concepto. En este período uno o unos pocos periodistas publicaban la información que consumirían miles o millones de personas. Según el autor, no es casualidad que, al igual que la producción, la información esté masificada.

Tercera Ola:

Los cambios que el mundo está viviendo en los últimos 40 años, que han sido catalogados en muchos casos de “desmoralizadores”, en realidad sólo rompen paradigmas que la segunda ola nos impuso. Y anuncian que la tercera ola ya llegó y estamos cada vez más sumergidos en ella.

Caracterizan a la tercera ola la desarticulación de estructuras de la segunda ola, a saber:

· Descentralización

· Desmasificación

· Personalización

Economía y producción de la Tercera Ola

La producción en serie es complementada con la producción en series cortas. La producción ya no se dedica a hacer decenas de miles de ejemplares de un único producto, sino cientos de ejemplares de cientos de productos. Así encontramos productos cada vez más personalizados. En la tercera ola fundamentalmente se amplifica la fuerza mental del ser humano. Los sistemas cibernéticos, computadoras, sistemas de comunicación, internet, etc. , funcionan como amplificadores de la fuerza mental. Ej.: se pueden crear programas de computación que son capaces de crear otros programas. Un paralogismo de la segunda ola sería el torno, ya que es una herramienta que puede crear otras herramientas.

Sociedad de la Tercera Ola

La familia nuclear cede su lugar a infinidad de tipos de familias. Familias monoparentales, unipersonales, convivencia estable entre amigos, convivencia entre personas del sexo opuesto con o sin relaciones sexuales, familias hijo - madre - abuela, familias hijo - madre - tía, etc.

Nace la cultura “sin hijos”.

El trabajo infantil dejará de ser castigado para pasar a ser estimulado. Según el autor, hombrecitos de 14 años estaban mejor cualificados para vender computadoras que muchos adultos.

Uno de los males a combatir en la tercera ola es la soledad. Eso es debido a la falta de estructura que brindaba la segunda ola, y a la falta de necesidad de relacionarse.

Comunicaciones de la Tercera Ola

La dinámica de comunicación de la tercera ola es la comunicación varios a varios. Al igual que la producción , los medios se van desmasificando. Infinidad de revistas especializadas en temas específicos, numerosos canales de televisión por cable y satélite, la capacidad de las computadoras de comunicarse; hacen que la comunicación esté personalizada, y que el consumidor ya no se limite a tomarla “tal cual viene”. Ahora el espectador puede intervenir en los diarios que lee y en los programas de televisión que mira.

La revolución de la riqueza

En este trabajo, elaborado conjuntamente con Heidi Toffler, su compañera sentimental e intelectual, invita a una nueva reflexión sobre el mundo que nos rodea y los cambios que se avecinan.

A través de él nos introduce en el futuro de la riqueza visible e invisible, que modificará nuestras vidas, empresas y el mundo en general, lo cual posibilitará que se creen nuevas oportunidades, tanto a niveles personales, profesionales, sociales, culturales, educativos, como que se pueda atacar la pobreza a escala mundial o nacional. Todo lo cual irá acompañado, según nos advierte, de múltiples riesgos.

Etapas evolutivas en la sociedad humana:


Etapas evolutivas en la sociedad humana:

Sociedad agraria – sociedad industrial – sociedad tecnológica.

La sociedad humana debió atravesar diversas etapas de desarrollo para alcanzar el estadio actual.

En primera instancia el hombre se desarrollo dentro de una sociedad agraria (primera ola según Toffler) Las cuales se caracterizan por su conformación en forma de unidades relativamente iguales entre sí, cerradas al exterior (aunque usualmente prontas a recibir personas sin grupo de pertenencia), basadas en lazos de parentesco (no necesariamente biológico, sino definido como los que comparten la vida comunal y pertenecen a la trama de lazos sociales definidos en estos términos), que pueden o no ser sometidas a extracción de excedentes por parte de un Estado, caso en el que nos hallaríamos ante el llamado modo de producción asiático en la teoría de Karl Marx

En las sociedades agrarias aumentó el nivel de complejidad y desigualdad social con respecto a las previas formaciones nómadas. Esta tendencia a la diferenciación de sus miembros entre sí, con base en desiguales capacidades de laboreo y calidad diferenciada de la tierra apropiada, estaba estimulada además por los continuos avances tecnológicos, que permitían tener un mayor control sobre la naturaleza y darían pie a un mayor grado de variabilidad en las formas de organización social.

Segunda etapa:

Sociedad industrial: se enmarca dentro de estructura social moderna. La cual tuvo lugar en los países occidentales que desarrollaron la Revolución industrial, a partir de la transformación de la previa sociedad preindustrial o premoderna o agraria.

La sociedad industrial se caracteriza por el uso de fuentes de energía externas, como los combustibles fósiles (carbón y petróleo), para incrementar la escala de la producción.[1] La producción de alimentos proviene de una agricultura de mercado, donde los procesos se han industrializado, sustituyendo cultivos, mejorando semillas, incorporando fertilizantes industriales y todo tipo de maquinaria agrícola y mejoras tecnológicas que disminuyen la necesidad de trabajo humano al tiempo que incrementan la producción. El trabajo excedente se traslada a las fábricas industriales, donde la mecanización se utiliza para aumentar aún más la eficiencia. A medida que crece la población, lo hace la mecanización, hasta el nivel de la automatización, que suprime puestos de trabajo en las industrias, que pasan a ser demandados en un sector servicios en expansión (terciarización).

Urbanización

La sociedad industrial es urbana y exige la urbanización, tanto para que los trabajadores estén cercanos a los centros de producción como para que los servicios puedan beneficiarse de esos núcleos de creciente actividad económica. Esos centros urbanos requieren como input fuentes externas de energía que supere los rendimientos decrecientes[2] de la consolidación agrícola, debido parcialmente a la carencia de tierra arable, transporte asociado y costes de almacenamiento, lo que lo haría insostenible.[3] Esto produce la necesidad de priorizar el acceso a la energía en las políticas económicas.

La sociedad industrial modifica de forma muy importante el comportamiento demográfico frente al denominado Antiguo Régimen demográfico propio de la sociedad industrial. La tasa de mortalidad desciende de forma considerable al mejorar las condiciones de alimentación y salud (aumento de la esperanza media de vida), seguida más tarde en su descenso por la tasa de natalidad y fecundidad, como consecuencia de la pérdida de la importancia de mantener familias numerosas (de hecho aumentan los costes debidos a los hijos, cuya mano de obra ya no se incorpora automáticamente a las explotaciones familiares como en la sociedad tradicional), y más tarde por la incorporación de la mujer al trabajo. Esos cambios se conocen con el nombre de Transición Demográfica.

La crisis de la sociedad industrial:

Algunos teóricos, como Ulrich Beck, Anthony Giddens y Manuel Castells, argumentan que estamos en medio de una transformación o transición entre la sociedad industrial y la sociedad postindustrial. Las tecnologías del cambio de la preindustrial a la industrial fueron la máquina de vapor y la producción en masa, y la reducción de la cantidad necesaria de trabajadores agrícolas. El catalizador de la transición a la sociedad posmoderna o sociedad de la información son las tecnologías de la información aplicadas en el contexto de la globalización.

Tercera etapa:

Sociedad tecnológica: en esta etapa tuvo lugar un vertiginoso salto hacia delante y fue el momento en el que comenzó a cambiar la historia de la mano de la revolución tecnológica, especialmente en el campo de las telecomunicaciones.

Se tarata de una sociedad caracterizada por un sistema social y económico que ha evolucionado según cambios específicos en su estructura que corresponden a un estadio de desarrollo posterior al proceso de industrialización clásico de la Revolución industrial (la sociedad industrial, que a su vez es un estadio posterior al de sociedad preindustrial). En una sociedad posindustrial se ha producido una transición económica, que reestructura la sociedad entera, entre una economía basada en la industria a otra basada en los servicios, una división del capital nacional y global (globalización) y una privatización masiva. El prerrequisito de este cambio son los procesos de industrialización y liberalización.

Nuevas Tecnologías, nuevos entornos didácticos


Nuevas Tecnologías, nuevos entornos didácticos
Las Nuevas Tecnologías y su incorporación al ámbito educativo promueven la creación de nuevos entornos didácticos que afectan de manera directa tanto a los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje como al escenario donde se lleva a cabo el mismo. Este nuevo entorno, creado a partir de las Nuevas Tecnologías requiere, según Cabero Almenara (1996), un nuevo tipo de alumno; más preocupado por el proceso que por el producto, preparado para la toma de decisiones y elección de su ruta de aprendizaje. En definitiva, preparado para el autoaprendizaje, lo cual abre un desafío a nuestro sistema educativo, preocupado por la adquisición y memorización de información y la reproducción de la misma en función de patrones previamente establecidos.
Es por ello que las Nuevas Tecnologías aportan un nuevo reto al sistema educativo que consiste en pasar de un modelo unidireccional de formación, donde por lo general los saberes recaen en el profesor o en su sustituto el libro de texto, a modelos más abiertos y flexibles, donde la información situada en grandes bases de datos, tiende a ser compartida entre diversos alumnos. Frente a los modelos tradicionales de comunicación que se dan en nuestra cultura escolar, algunas de las tecnologías generan una nueva alternativa tendiente a modificar el aula como conjunto arquitectónico y cultural estable donde el alumno puede interactuar con otros compañeros y profesores que no tienen por qué estar situados en un mismo contexto espacial.
Esta nueva perspectiva espacio-temporal exige nuevos modelos de estructuras organizativas de las escuelas que determinen no sólo el tipo de información transmitida, valores y filosofía del hecho educativo, sino también cómo los materiales se integran en el proceso de enseñanza-aprendizaje, las funciones que se le atribuyen y los espacios que se le concede.
En esta línea, Escudero Muñoz (1995) propone para una integración aceptable de las Nuevas Tecnologías de la información y comunicación, “la preexistencia de un programa o proyecto pedagógico, como marco de sentido y significación para decidir sobre el cuándo, cómo y por qué del uso o no de un determinado medio o tecnología” (406). Esta integración escolar de las Nuevas Tecnologías exige una línea de argumentación propiamente educativa, centrada en reflexionar y debatir sobre qué cuestiones ideológicas entran en juego al utilizar en la educación ciertos medios dentro de sus posibilidades educativas, administrativas, y culturales.
Para que los medios queden integrados en el trabajo cotidiano de las aulas, se requiere la participación activa de un elemento clave: el profesional de la educación. Es él quien, en cada situación de aprendizaje, con sus decisiones y su actuación, conseguirá que el medio quede integrado. Desde esta perspectiva es evidente que el papel que debe desempeñar el profesor ha de sufrir un cambio profundo con respecto al que ha ejercido de forma tradicional. El profesor pasará de ser el elemento predominante y exclusivo en la transmisión de conocimientos a convertirse en una pieza clave del proceso enseñanza-aprendizaje, como elemento mediador generador y organizador de situaciones las situaciones de aprendizaje.
El profesor constituye una pieza esencial de todo proceso de mejora cualitativa de la enseñanza, para lo cual su formación inicial en Nuevas Tecnologías resulta fundamental. De ahí que haya que plantearse seriamente el tema de la formación de docentes en el uso de las Nuevas Tecnologías desde planteamientos pedagógicos que garanticen la verdadera integración de estas herramientas en la realidad escolar.

Nuevas Tecnologías, nuevos entornos sociales y culturales


Nuevas Tecnologías, nuevos entornos sociales y culturales
Silvia Elstein
Magister en Tecnología de la Educación. Jefe de Trabajos Prácticos, Departamento de Lenguas,Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Río Cuarto.


La introducción generalizada de las Nuevas Tecnologías de la información y la comunicación en todos los ámbitos de nuestras vidas está produciendo un cambio significativo en nuestra manera de trabajar, de relacionarnos y de aprender. Como señala Castells (1986):
“un nuevo espectro recorre el mundo: las Nuevas Tecnologías. A su conjuro ambivalente se concitan los temores y se alumbran las esperanzas de nuestras sociedades en crisis. Se debate su contenido específico y se desconocen en buena medida sus efectos precisos, pero nadie pone en duda su importancia histórica y el cambio cualitativo que introducen en nuestro modo de producir, de gestionar y de morir” (Castells, 1986 :13).
Las Nuevas Tecnologías se plantean así, como un hecho trascendente y apremiante. En primer lugar, porque derivan de una aceleración en los cambios y avances científico-técnicos y en segundo lugar, porque, paradójicamente, provocan cambios de todo tipo en las estructuras sociales, económicas, laborales e individuales. Esta situación trae aparejada la creación de nuevos entornos de comunicación, tanto humanos como artificiales no conocidos hasta la actualidad. Se establecen nuevas formas de integración de los usuarios con las máquinas, se modifican los clásicos roles de receptor y transmisor de información y el conocimiento contextualizado se construye en la interacción que el sujeto y la máquina establecen. Así, el acceso y tratamiento de la información sin barreras espacio-temporales y sin condicionamientos, trae aparejado el surgimiento de un nuevo concepto de mediación educativa que afecta al modelo de relación entre el individuo, la cultura y la enseñanza (Martínez Sánchez, 1996).
El rol de las Nuevas Tecnologías de la información en los procesos de cambio social y cultural cobra particular relevancia en el ámbito educativo. En este sentido, Edith Litwin (1995) sostiene que ciertas concepciones sobre las reformas de los sistemas educativos en distintos países, atribuyen a la incorporación de estos recursos un efecto determinante en la mejora de la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje. Las tecnologías de la información se aplican al campo pedagógico con el objeto de racionalizar los procesos educativos, mejorar los resultados del sistema escolar y asegurar el acceso al mismo de grupos convencionalmente excluidos. Sin embargo, para que las Nuevas Tecnologías de la información se apliquen como Nuevas Tecnologías de la educación es preciso como señala Vázquez Gómez (1987), que se cumplan ciertos requisitos básicos, tales como contar con una adecuada fundamentación en modelos antropológicos, culturales y educativos que favorezcan una intervención didáctica apropiada, además de una adecuada formación de los profesores y otros especialistas de la educación.

Educación y Tecnología


Educación y Tecnología.
Si definimos la educación como un proceso de perfeccionamiento intencional coadyudado por la influencia sistematizada del educador dentro de un contexto socio-cultural (Castillejo, 1985), es decir, como un proceso interior y personal dirigido de forma intencional por otros e influido por el medio, al cual podríamos caracterizar como una sociedad tecnificada, tenemos que afirmar que la educación en estos momentos está necesariamente tecnificada, ligada al desarrollo tecnológico. Los procesos de culturización son asumidos en parte por las instituciones educativas pero también por las propias sociedades en sentido genérico. En este sentido la familia desempeña un importante papel y la influencia de las tecnologías de la información y comunicación (prensa, televisión, radio, Internet..) es cada vez mayor. La escuela pierde relevancia social y cultural mientras que ganan prestigio las tecnologías de la información. La identidad de la escuela se desdibuja en medio de una amplia oferta de productos culturales, la brecha entre la educación formal y la educación informal se abre cada vez más.
A pesar de que vemos que la tecnología va cambiando muchos ámbitos de nuestro entorno (industria, transporte, medicina,...) y la vemos en nuestras casas, coches, oficinas..., difícilmente nos ha servido para cambiar el discurso sobre la enseñanza, raramente se ha integrado en la estructura del método de enseñanza, en lo que hay que enseñar y cómo hacerlo.
La tecnología casi no ha entrado en el sistema educativo formal y cuando lo ha hecho, ha sido tímidamente y sin alterar apenas la esencia de los procesos educativos tradicionales. Si esta es la situación, se impone una reflexión sobre el por qué. Por qué ante este cambio social y culturalmente relevante, en el que las nuevas tecnologías y medios de comunicación social ocupan un papel fundamental, la escuela sigue la política del avestruz y se mantiene inamovible. Area (1995) alude a algunas razones que pueden explicar esta posición de la escuela al tiempo que se plantea nuevos interrogantes sobre la relación entre la escuela y la sociedad actual concluyendo de forma rotunda que el reto para la escuela pública es sacar la cabeza del agujero para dar a todos los alumnos las mismas posibilidades.
A mi modo de ver, se trata de que los profesores empiecen a plantearse el papel de la tecnología y, en especial, las nuevas tecnologías de la información en los procesos curriculares y que estén dispuesto a redefinir, de alguna manera, sus roles docentes, lo que siempre supone un riesgo que hay que estar dispuesto a correr.
Estableciendo una analogía con la empresa, se puede decir que es necesario redefinir muchos puestos de trabajo, en especial aquellos que consisten básicamente en una mera transmisión o en un simple almacenamiento de información, tareas que son desempeñadas en gran parte por los educadores. El educador, pues, ha de transformarse en un diseñador, gestor, animador y asesor de experiencias de aprendizaje no condicionadas por el horario, por la distancia o por sus propias limitaciones personales.
En el ámbito empresarial, el modelo OITP (Organización, Individuos, Tecnología, Procesos) que trata de aproximar tres elementos clave de la empresa: la organización, la tecnología empleada y los individuos que la integran, para conseguir la transformación y mejora de los procesos propios de la empresa, se podría traspolar a la enseñanza en el sentido de clarificar qué aspectos de los procesos educativos pueden delegarse eficazmente en las herramientas tecnológicas y cuáles deben quedar en el ámbito del contacto humano personal.
Llevando estos planteamientos a la enseñanza nos podemos preguntar ¿cuáles son las competencias de los profesionales de la enseñanza? ¿Puede hablarse de competencias amplias de la propia institución educativa? ¿qué competencias puede proporcionar la tecnología en los procesos formativos generados en el sistema educativo? ¿qué competencias docentes son necesarias para responder a las necesidades surgidas de la transformación social? ¿qué competencias han de considerarse en los programas de formación para la utilización efectiva de los recursos? ¿qué relevancia tiene la creatividad y la flexibilidad en la integración de los recursos tecnológicos en la enseñanza?
Asimismo, cabría preguntarse qué papeles debe adoptar la educación escolar, como institución que refleja, cultiva o rechaza, más o menos críticamente, unos sistemas de valores (Sancho, 1995) ¿desentenderse y pensar que lo que se haga en la escuela poco o nada influirá en lo que pase fuera? ¿Subirse a la corriente y fomentar el saber, las actitudes, las capacidades y habilidades que pongan al alumnado en situación de "triunfar" en el gran mundo? ¿Ha de generar respuestas para una gran mayoría que, evidentemente, nunca triunfará? ¿ha de arrogarse el papel de defensora de valores sociales a modo de contravalor de las propuestas hegemónicas? ¿ha de considerar otras visiones del mundo aunque entren en conflicto con las del alumnado, las familias, otras instancias sociales? ¿Cuál es el papel de la Tecnología Educativa...?
La tecnología debe y puede colaborar activamente en los procesos de cambio generados en el propio sistema educativo. La integración de la tecnología debe partir de las propias posibilidades de ésta y del reconocimiento de la trascendencia de las personas implicadas en todo proceso educativo. Esta es una de las claves de la transformación del sistema. La escuela, en los recursos que adopta, refleja los parámetros de la sociedad que los desarrolla, la cual trata de perpetuar una determinada cultura. De este modo la escuela se convierte en un instrumento social para transmitir determinados valores y modos de actuación, sin que éstos formen parte de su ideario.
Las características que las sociedades desarrolladas presentan (internacionalismo, conflictos derivados de la intransigencia de las culturas, desarrollo de la industria como superestructura, alarmantes índices de contaminación medioambiental, profunda incidencia de la tecnología en la esfera personal y profesional de los ciudadanos, consumismo, influencia de los medios de comunicación de masas generando opiniones comunes y estableciendo un fuerte control social, uniformización de la sociedad, incertidumbres generadas por la saturación informativa, existencia de grandes desigualdades sociales,...) entran en conflicto con la idea de una educación liberadora, democrática, concienciadora, crítica, etc.
Situándonos en este concepto de la educación, las tecnologías han de ser supeditadas al método, al discurso formativo de la escuela, a sus procedimientos y valores. De modo que es necesario la deconstrucción de las asunciones que estudiantes y profesores tienen asociadas con los artefactos tecnológicos y reconstruir críticamente el significado y uso que tales artefactos tienen en la sociedad actual (San Martín, 1995).
La escuela ha de navegar contra corriente, contraponiendo los medios grupales a los medios de masas, permitiendo la elaboración de mensajes abiertos en los que participen todos los sujetos, fomentando la creatividad, generando experiencias compartidas y contextualizadas, permitiendo la expresión libre de los miembros de los grupos que se educan, educando en la diversidad, trabajando para conseguir una sociedad igualitaria, democrática y libre. La tecnología en este contexto ha de estar atenta a las necesidades formativas de los profesionales de la educación en este ámbito, así como a las necesidades educativas de los estudiantes, dando respuesta a las situaciones educativas diferenciales y especiales. Respuesta en la que se ha de implicar la sociedad desde la perspectiva pública, del servicio social que el Estado debe procurar en cuanto a las prestaciones educativas. Por su parte, los educadores han de profundizar en la comprensión del mundo en el que viven, de los procesos de cambio tecnológico y social para tratar de adaptar las instituciones educativas a las condiciones de los nuevos tiempos, mejorarlas y aumentar su calidad.

Actitudes de los estudiantes y docentes hacia la computadora y los medios para el aprendizaje.


Actitudes de los estudiantes y docentes hacia la computadora y los medios para el aprendizaje.
La incorporación generalizada de las computadoras en la educación básica a nivel mundial durante la pasada década trajo consigo una multitud de posturas y antagonismos, pero sobre todo grandes expectativas acerca de cambios y transformaciones de base. Algunos voceros de la opinión pública esperaban el abandono de prácticas "obsoletas" del profesorado y sobre todo un aprovechamiento sin precedentes de los contenidos educativos por parte de los estudiantes. La computadora había llegado para que los alumnos aprendieran más y mejor en un tiempo menor. Sin embargo, los estudios realizados (Grégoire, Bracewell y Laferrière, 1996) muestran una clara predominancia de efectos motivacionales e incremento de habilidades comunicacionales y técnicas, que poco tienen que ver con los contenidos específicos del currículo, que los estudiantes deben aprender mediante esta herramienta.
Algunos expertos (Milken Exchange, 1999) han señalado que, así como no se ha logrado un efecto patente en la productividad general a partir de la introducción de la tecnología informática en el aparato social productivo, de la misma manera el impacto de la tecnología en la educación es un proceso multideterminado, que ocurre en un periodo de años. Los cambios sustantivos en la educación no se podrán observar en el corto plazo; como todo proceso de renovación social, los efectos del uso de la tecnología en las estrategias de enseñanza y los logros patentes en el aprendizaje precisan una estimación en el largo plazo. Pero, ¿por qué es necesario esperar tanto tiempo? La respuesta no es sencilla, porque se trata de un proceso, pero al menos se pueden entrever tres razones.
Primero, los cambios dependen en un primer nivel de un amplio fenómeno de incorporación social de la tecnología, que está sujeto a políticas y condicionantes económicos que marcan las prioridades de la sociedad, la difusión entre los diversos grupos sociales que impactan a la opinión pública, y el proceso de adopción social que necesita de una práctica y uso regular por lo que se ha llamado una "masa crítica" de personas.
Segundo, la mayoría de las personas sólo puede rendir frutos -en el trabajo o el estudio- una vez que han dominado conceptualmente al objeto de su rendimiento y los medios a través de los cuales ejercen ese dominio, de tal manera que los cambios en la tecnología o la metodología empleadas perturban el proceso habitual por el que los individuos generan sus productos conceptuales y materiales, tornando ese proceso más largo al menos, si no es que más complicado.
Tercero, el impacto de la tecnología sólo puede esperarse, en el terreno individual, cuando se opera un cambio de actitud, acorde con el cambio social que implica la tecnología y que afecta al individuo en su contexto. En este sentido, no es suficiente la manifestación de una actitud positiva general hacia la tecnología, sino que es necesario desarrollar una disposición para adoptar las herramientas tecnológicas en el propio entorno. Es decir, se necesita formar actitudes que llevan a la acción.
Evidentemente, los cambios sustanciales no provienen de la voluntad individual sino de un consenso colectivo, que involucra tanto a los usuarios -docentes y estudiantes- como a las autoridades administrativas, la política educativa que ellas establecen y los programas de uso de la computadora que se derivan. Sin embargo, no puede prosperar la política usual de las administraciones que incorporan la tecnología sin un propósito educativo, sin tomar en consideración las necesidades de los usuarios para asegurar su participación y compromiso. Los usuarios deben estar convencidos de la utilidad de esta herramienta en su trabajo escolar. De esta manera, los programas de informática educativa necesitan, para su implantación efectiva, de una atmósfera humana de aceptación mínima o demanda grupal de los usuarios, que perciben la necesidad de su uso en el desarrollo de sus cometidos. Quizás en algunos casos sea necesaria como primer paso la promoción de tales condiciones.
En efecto, uno de los aspectos cruciales con los que se enfrentan los programas de informática educativa de los países latinoamericanos que incorporan las nuevas tecnologías en la educación, es el uso adecuado y productivo de las computadoras con que se equipa a las escuelas en número creciente. Regularmente los programas de informática educativa registran varios componentes que son parte de las estrategias de introducción de esta tecnología: el equipamiento, la capacitación y formación, el modelo de uso y el seguimiento. Sin embargo, cuando la capacitación no está suficientemente ligada con la utilización, a través de la formación permanente, se producen fracturas en el programa que dan como resultado una disminución gradual o drástica del entusiasmo natural del inicio, en el que los usuarios -docentes y estudiantes- abandonan la herramienta para volver a sus prácticas habituales.
Para una introducción efectiva de la computadora en las escuelas, es necesario propiciar la motivación permanente mediante la introducción de los soportes adecuados de software y metodología de trabajo, con los cuales el maestro y el alumno pueden enseñar y aprender de manera efectiva, en un entorno enriquecedor.
Se ha hablado acerca de que un medio es efectivo cuando desaparece de la conciencia del usuario, de tal manera que el tiempo de conocimiento de la herrramienta no debería contar en los anales del uso efectivo. Sin embargo, en nuestro contexto latinoamericano los tiempos y recursos humanos y materiales son escasos para diseminar acciones particularizadas que cubran necesidades específicas de capacitación, formación y desarrollo de los usuarios. Las acciones pertinentes son las que resultan efectivas para la mayoría de la población a atender mientras que las necesidades particulares se canalizan hacia la responsabilidad del mismo individuo, o a través de programas remediales.
En México, los programas de informática educativa para la educación básica que tuvieron una presencia real en la educación pública se iniciaron a mediados de la década pasada con el Programa Computación Electrónica en la Educación Básica COEEBA-SEP, el cual implantó diversos modelos de uso en el nivel educativo de secundaria, los más importantes en torno al uso de la computadora como auxiliar didáctico y el taller de cómputo (ILCE, 1986).
A pesar de que la utilización de la computadora en las escuelas de educación básica tiene ahora una trayectoria de aproximadamente 15 años, hasta ahora no se había producido una investigación formal acerca de las actitudes de alumnos y profesores hacia esta tecnología, aunque existe un importante acervo documental en el ILCE en torno a la investigación sobre el programa COEEBA, particularmente sobre el nivel de conocimientos alcanzado por los alumnos que aprenden con el software, el nivel diferencial de aprovechamiento en diversos subsistemas educativos, la opinión de profesores y alumnos en torno a la herramienta y la aceptación y rendimiento de los programas de software elaborados para ser usados por el docente como auxiliares didácticos (Avila, 1997).
En nuestros días, ante un avance fundamental del Programa de Informática Educativa que ha dado lugar a la creación de la Red Escolar en la educación básica mexicana, resulta indispensable incorporar el pensamiento y la actitud de maestros y alumnos hacia la tecnología informática y los diversos componentes del entorno y la cultura escolar, para la conformación de modelos de incorporación y capacitación apegados a las necesidades y expectativas de los maestos y los alumnos. Este es el cometido final de esta investigación: dar cuenta del pensamiento, la sensibilidad y la disposición de los profesores y estudiantes del nivel secundaria hacia la adopción de la tecnología en su contexto escolar.

Nuevos desafíos de la escuela


Nuevos desafíos de la escuela:

La tecnología debe y puede colaborar activamente en los procesos de cambio generados en el propio sistema educativo. La integración de la tecnología debe partir de las propias posibilidades de ésta y del reconocimiento de la trascendencia de las personas implicadas en todo proceso educativo. Esta es una de las claves de la transformación del sistema. La escuela, en los recursos que adopta, refleja los parámetros de la sociedad que los desarrolla, la cual trata de perpetuar una determinada cultura. De este modo la escuela se convierte en un instrumento social para transmitir determinados valores y modos de actuación, sin que éstos formen parte de su ideario.
Las características que las sociedades desarrolladas presentan (internacionalismo, conflictos derivados de la intransigencia de las culturas, desarrollo de la industria como superestructura, alarmantes índices de contaminación medioambiental, profunda incidencia de la tecnología en la esfera personal y profesional de los ciudadanos, consumismo, influencia de los medios de comunicación de masas generando opiniones comunes y estableciendo un fuerte control social, uniformización de la sociedad, incertidumbres generadas por la saturación informativa, existencia de grandes desigualdades sociales,...) entran en conflicto con la idea de una educación liberadora, democrática, concienciadora, crítica, etc.
Situándonos en este concepto de la educación, las tecnologías han de ser supeditadas al método, al discurso formativo de la escuela, a sus procedimientos y valores. De modo que es necesario la deconstrucción de las asunciones que estudiantes y profesores tienen asociadas con los artefactos tecnológicos y reconstruir críticamente el significado y uso que tales artefactos tienen en la sociedad actual (San Martín, 1995).
La escuela ha de navegar contra corriente, contraponiendo los medios grupales a los medios de masas, permitiendo la elaboración de mensajes abiertos en los que participen todos los sujetos, fomentando la creatividad, generando experiencias compartidas y contextualizadas, permitiendo la expresión libre de los miembros de los grupos que se educan, educando en la diversidad, trabajando para conseguir una sociedad igualitaria, democrática y libre. La tecnología en este contexto ha de estar atenta a las necesidades formativas de los profesionales de la educación en este ámbito, así como a las necesidades educativas de los estudiantes, dando respuesta a las situaciones educativas diferenciales y especiales. Respuesta en la que se ha de implicar la sociedad desde la perspectiva pública, del servicio social que el Estado debe procurar en cuanto a las prestaciones educativas. Por su parte, los educadores han de profundizar en la comprensión del mundo en el que viven, de los procesos de cambio tecnológico y social para tratar de adaptar las instituciones educativas a las condiciones de los nuevos tiempos, mejorarlas y aumentar su calidad.

Paradigmas de la educación tecnológica


La evolución tecnológica a avanzado sobre la totalidad de las áreas de relevancia humana, razón por la cual la educación debe de modo necesario incorporarse y adaptarse a este nuevo paradigma. Ya que repercute de modo directo en la dinámica del devenir social, político, económico, y relacional entre otros.
Al respecto, Gary Becker, premio Nóbel de economía, ha demostrado estadísticamente que la tasa de crecimiento económico esta íntimamente relacionado al nivel educativo de los trabajadores. Y afirma que “el éxito o fracaso económico de una nación ya no depende sol de la tecnología o de la maquinaria que posee, sino de lo que haga con su gente”.
La introducción de la enseñanza de la tecnología en todos los niveles educativos es el mayor desafío del cambio. Porque el propio término “tecnología” adquiere concepciones diferentes según uno se pare en la sociedad industrial o en la post-industrial. Las nuevas concepciones adjudican una importancia sustantiva a las denominadas “tecnologías blandas”, las que tienen por fin el sujeto y no el objeto, las que buscan el desarrollo humano, las herramientas para la gestión exitosa de cualquier emprendimiento.
La educación tecnológica debe conjugar procesos y efectos, debe demostrar la riqueza de sus aplicaciones prácticas, debe aprovechar las innumerables posibilidades metodológicas, acudir a los multimedios pedagógicos y debe asegurarse su llegada a la mayoría de los estudiantes. Para que esto ocurra el aula debe convertirse en un lugar de trabajo real y el docente en un conductor de esa “microorganización” en la que los alumnos son sus socios en el nuevo emprendimiento de cada día.
Entonces habrá que aprender y enseñar no sólo los grandes desarrollos técnicos, sino también todas aquellas claves para comprender el nuevo mundo y las correspondientes herramientas gestionales para poder trabajar en él.